lunes, 30 de marzo de 2015

Este es mi diario de sueños de 1993-1996. Me salto la introducción. Agradezco a Penólope Alejandra y Sofía Amaranta del Ángel Torres, quienes en estos meses realizaron ilustraciones para este blog.



Sueño del viernes 30 de agosto de 1996



*Es como una televisora. Los actores se quejan porque las jornadas de trabajo son tan largas que no se les permite salir a ver a sus familiares que están frente al edificio. Trato de buscar una salida y me escapo. Me atrapan y vuelvo a escapar.

*Mi mamá, Malena y Amaranta me acompañan al gimnasio a jugar. Ellas llevan algo de comida; amenaza una lluvia.


*Escuchamos que es peligroso avanzar, que la corriente arrastra o uno se hunde en la nieve. El caso es que yo voy con un señor  que se parece a uno que era secretario, o es, del juzgado en Altamira. Al llegar a una población tenemos que ponernos de acuerdo para arreglarnos e irnos, pero se dan cosas imprevistas. Él desaparece, lo busco, veo a Juan, y me da a guardar un casete. Escucho música, canto una canción de Pedro Fernández, "quien te dirá te quiero, quien llorará por ti, quien…” y la voy cantando por la escalera, muy transitada, por cierto, cuando una muchacha (muy bien arreglada) me sujeta del codo y me dice: “por favor, deja de estar cantando. Silencio”. Me zafo y le pregunto quién es. Un amigo la saluda, pero eso a mí no me importa, la empujo y le digo que yo canto cuando quiera, y sigo cantando a propósito. Total que cuando encuentro al señor, dice que ya no puede  irse. Hay mal tiempo. El presidente municipal da un discurso. Yo no lo veo, sino se aprecia una especie de Iglesia (la de Álamo, pero había más madera), y él acentúa que el árbol debe ser festejado, aparece en las civilizaciones como amigo del hombre. Luego cambia el escenario del discurso a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en Tampico.Yo estoy en la acera de Arteli Hidalgo, cuando se viene un fuerte aguacero que la gente corre a resguardarse.

Sueño del 14 de agosto de 1996


Estuve en un estadio, al principio vi que los asistentes se estaban arrojando cosas, y hasta arriba hubo una explosión; la situación se calmó un poco, pero aún así los jóvenes tenían unas maderitas esbeltas que las lanzaban como si fueran flechas y uno debía andarse cuidando. Estaba con mi mamá, Malena y otros. Cada varita la ponía bajo el asiento.

Bita se casa con un muchacho bien parecido, y del que me cuentan, lo seguían como 30 o 40 chicas.Él se casa enamorado. Al final de la boda vamos a la casa de mi tía Soco y las tías arreglan el piso superior; ahí vivirá el nuevo matrimonio. Mi tío, cansado, está acostado en un mueble, y yo  doy a insinuar cuando ya la noche caiga. Mi tío Felipe dice que eso no lo había pensado. Salí y quería bajar por un árbol de frutos: había mangos y aguacates. Carlos los estaba apedreando, yo también tiré algunos. Luego bajé con miedo a caer.

domingo, 29 de marzo de 2015

Sueño del lunes 21 de junio de 1996



En una oficina vi a una muchacha que tenía un empleo seguro y me dijo que su papá era abogado. Me contó una anécdota que la hizo reír. Yo le dije que también era abogada y me dijo un ¿sí?, sin interés, como quiera yo le empecé a hablar de mí, de mi caso pero ella vio a una amiga y se fue a hablar con ella. Sentida, miré hacia afuera. Estaban dos jóvenes. La muchacha había sido mi alumna en la Barberena. Preguntaron por una mujer. Yo les dije que quizá si la conocía. Les pregunté si no era una mujer ya grande, que se pintaba el cabello de rojizo. Ellos me miraron con ciertas dudas.
Pero  yo les insistí en que era esa mujer. Les dije que ella había enfermado y que al parecer la llevé a curar, un señor que estaba por ahí me abrazó y me dijo todo emocionado y sollozante que era una mujer piadosa y buena. El señor no olía bien, y me sentía algo renuente a demostraciones de agradecimiento, me volvía débil, pero ese señor era sincero.



Sueño del 7 de junio de 1996


En un momento, en una gasolinería, me vi envuelta entre coches donde salían hombres con armas. Intenté protegerme. Luego vi a un hombre, delgado, pálido con una chaqueta deportiva y la camisa abajo, traía lentes. Se los quitó y me le quedé viendo preguntándome dónde lo había visto antes. Era Amarildo, y se lo dije. Se me quedó viendo con curiosidad, como queriéndome despistar, que al fin de cuentas no quería que lo reconociera. Pero lo seguí; más tarde lo vi sentado frente a la casa de mi tía Tina (en Álamo) con alguien.

Fuimos Juan y yo a un lugar que no sé definir, en una de esas subimos a un cuarto donde estaba Ricardo Rocha. Juan y yo le empezamos a preguntar cosas que él respondía. Me pidió un desnudo pectoral y le pidió a Juan que fuera con no sé qué persona a hablarle. Mientras yo me quedé ahí sola con él, le pregunté si creía en cosas paranormales, él me dijo que no, que dependía, sí, yo le dije que uno tiende verlo todo mediante la lógica y la razón y echa abajo ese mundo raro, pero él no me dio tiempo de seguir hablando y empezó a acariciarme. Durante la entrevista, recuerdo que Ricardo no tenía puesta su camisa.

Estábamos en casa mamá y yo, cuando llegó Chucho y nos empezó a explicar que en el colegio él estaba presentando un examen con otros chicos. Uno de ellos no hablaba español sino un dialecto, y él le había querido ayudar a que sacara el examen (hubo diálogo o intento de comunicarme) cuando una madre sacó una especie de látigo y azotó a chucho y le hizo una llaga que le rodeó todo el tronco. Nosotros nos indignamos y le dije a Chucho que podía demandar a la madre, en eso llegaron otras personas.
Luego estábamos viendo televisión, y una muchacha que hablaba por teléfono actuando daba una noticia, pero a nosotros no nos gustaba.




Sueño, miércoles, 1996.

A Malena le habló por teléfono Caín. Contestó Chucho, mi hermano, le dijo que hablaba a un cable, yo levanté la otra bocina y le hablé a Caín, le dije que a Malena le había dado un fuerte dolor de cabeza. Malena dijo que no era buena idea eso del dolor de cabeza y tomó la bocina. Yo tenía que preparar una denuncia (no sabía por qué) a Caín, era de muchas hojas a máquina eléctrica o computadora. Malena me dijo que Caín peleaba de que se le rebajara el monto de 50 pesos, a mí se me hacía ridículo ello, pero me atuve a eso, por hacer lo que pide el cliente.
Había un gran escenario y mucha gente. Estaban pasando personas a cantar, que le digo a mi mamá que me animaría a subir. Canté la de Solís "Delirio".
En la calle 5 de mayo (en Álamo) desde la casa de Martha hasta la casa de mi tío Adrián había sobre la calle un gran plantío reseco; según era un gran empiezo de cuento de  y luego pone el título ( es como en las películas, por ejemplo "Fresa y Chocolate", primero hay una escena y luego se pone el título de la película y los actores.
Yo estaba por freír unas papas, a mi lado estaba Carmen que hacía comida para ella y Chucho. Llegó Rosy (una amiga de Carmen) y nos salimos a platicar en la calle 5 de mayo. Me dijo que había ido a una fiesta con Marcos (amigo de Malena) y que una muchacha (se me olvidó quién) se le habían subido las copas y que en pleno baile se tomaba y acariciaba su sexo y el vello púbico. Mientras me decía esto yo estaba frente a una paletería, unos niños estaban viendo hacia el mostrador de paletas, decían que al señor se le habían caído las paletas (dentro del mostrador).
Voz en off señala un retorno mío a Álamo, pero no me veo a mí regresando, sino a una salvaje que trae unas ropas desgarradas y que mira hacia la casa o taller de mi tío Rafael. Ahí la vio o me vio Neyda, una hija de la maestra. En mi fuero interno yo la saludo, pero es la salvaje la que tiene mi personalidad ¿la tendría?

Sueño del martes 3 de junio de 1996

*En la casa (en Tampico) dominaba el miedo a los cocodrilos. Afuera, en cualquier momento, se temía a esos animalitos, a una mordida se le sacaba vuelta.

*Malena, Bedil y Amaranta se subieron a una especie de tren, en el nivel de arriba, en unos asientos que sobresalían del tren. No les gustó y se cambiaron de lugar. Luego se arrepintieron, pues era más cómodo aquél, además, se tenía una vista especial.
Yo también subí y estuve viendo el paisaje. Al paso del tren, por lo regular había árboles de esos que llaman orejones.