Alguien me habló para decirme que jugábamos volibol en tal lugar. No tenía muchas ganas, pero fui. El otro equipo estaba más que completo y nosotras éramos 3. Le hablé a Norma (una jugadora de la UAT) para que viniera, ella nos invitó. Sí llegó, pero no a jugar sino para suspender el partido. Venía acompañada de unos chavos.
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