Una tía está enferma, le digo que si le preparo un té. Ella vacila, después accede; me da unas hojas, parecen de guanábano. Le pregunto si no serán tóxicas, ella se ríe y me dice que no. Salgo a comprarme una torta del centro (ni de Álamo ni de Tampico) voy en pantaloncillos cortos, a la entrada de la tienda unos hombres me molestan. Un muchacho atractivo se me queda viendo, se acerca adonde estoy sentada y después se retira. No le gusté, já, bien merecido se lo tiene,pienso. Pido una torta y recuerdo que debí haber puesto el agua a hervir para preparar el té.
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