lunes, 30 de marzo de 2015

Sueño del viernes 30 de agosto de 1996



*Es como una televisora. Los actores se quejan porque las jornadas de trabajo son tan largas que no se les permite salir a ver a sus familiares que están frente al edificio. Trato de buscar una salida y me escapo. Me atrapan y vuelvo a escapar.

*Mi mamá, Malena y Amaranta me acompañan al gimnasio a jugar. Ellas llevan algo de comida; amenaza una lluvia.


*Escuchamos que es peligroso avanzar, que la corriente arrastra o uno se hunde en la nieve. El caso es que yo voy con un señor  que se parece a uno que era secretario, o es, del juzgado en Altamira. Al llegar a una población tenemos que ponernos de acuerdo para arreglarnos e irnos, pero se dan cosas imprevistas. Él desaparece, lo busco, veo a Juan, y me da a guardar un casete. Escucho música, canto una canción de Pedro Fernández, "quien te dirá te quiero, quien llorará por ti, quien…” y la voy cantando por la escalera, muy transitada, por cierto, cuando una muchacha (muy bien arreglada) me sujeta del codo y me dice: “por favor, deja de estar cantando. Silencio”. Me zafo y le pregunto quién es. Un amigo la saluda, pero eso a mí no me importa, la empujo y le digo que yo canto cuando quiera, y sigo cantando a propósito. Total que cuando encuentro al señor, dice que ya no puede  irse. Hay mal tiempo. El presidente municipal da un discurso. Yo no lo veo, sino se aprecia una especie de Iglesia (la de Álamo, pero había más madera), y él acentúa que el árbol debe ser festejado, aparece en las civilizaciones como amigo del hombre. Luego cambia el escenario del discurso a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en Tampico.Yo estoy en la acera de Arteli Hidalgo, cuando se viene un fuerte aguacero que la gente corre a resguardarse.

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