domingo, 29 de marzo de 2015

Sueño del lunes 21 de junio de 1996



En una oficina vi a una muchacha que tenía un empleo seguro y me dijo que su papá era abogado. Me contó una anécdota que la hizo reír. Yo le dije que también era abogada y me dijo un ¿sí?, sin interés, como quiera yo le empecé a hablar de mí, de mi caso pero ella vio a una amiga y se fue a hablar con ella. Sentida, miré hacia afuera. Estaban dos jóvenes. La muchacha había sido mi alumna en la Barberena. Preguntaron por una mujer. Yo les dije que quizá si la conocía. Les pregunté si no era una mujer ya grande, que se pintaba el cabello de rojizo. Ellos me miraron con ciertas dudas.
Pero  yo les insistí en que era esa mujer. Les dije que ella había enfermado y que al parecer la llevé a curar, un señor que estaba por ahí me abrazó y me dijo todo emocionado y sollozante que era una mujer piadosa y buena. El señor no olía bien, y me sentía algo renuente a demostraciones de agradecimiento, me volvía débil, pero ese señor era sincero.



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