domingo, 29 de marzo de 2015

Sueño del 7 de junio de 1996


En un momento, en una gasolinería, me vi envuelta entre coches donde salían hombres con armas. Intenté protegerme. Luego vi a un hombre, delgado, pálido con una chaqueta deportiva y la camisa abajo, traía lentes. Se los quitó y me le quedé viendo preguntándome dónde lo había visto antes. Era Amarildo, y se lo dije. Se me quedó viendo con curiosidad, como queriéndome despistar, que al fin de cuentas no quería que lo reconociera. Pero lo seguí; más tarde lo vi sentado frente a la casa de mi tía Tina (en Álamo) con alguien.

Fuimos Juan y yo a un lugar que no sé definir, en una de esas subimos a un cuarto donde estaba Ricardo Rocha. Juan y yo le empezamos a preguntar cosas que él respondía. Me pidió un desnudo pectoral y le pidió a Juan que fuera con no sé qué persona a hablarle. Mientras yo me quedé ahí sola con él, le pregunté si creía en cosas paranormales, él me dijo que no, que dependía, sí, yo le dije que uno tiende verlo todo mediante la lógica y la razón y echa abajo ese mundo raro, pero él no me dio tiempo de seguir hablando y empezó a acariciarme. Durante la entrevista, recuerdo que Ricardo no tenía puesta su camisa.

Estábamos en casa mamá y yo, cuando llegó Chucho y nos empezó a explicar que en el colegio él estaba presentando un examen con otros chicos. Uno de ellos no hablaba español sino un dialecto, y él le había querido ayudar a que sacara el examen (hubo diálogo o intento de comunicarme) cuando una madre sacó una especie de látigo y azotó a chucho y le hizo una llaga que le rodeó todo el tronco. Nosotros nos indignamos y le dije a Chucho que podía demandar a la madre, en eso llegaron otras personas.
Luego estábamos viendo televisión, y una muchacha que hablaba por teléfono actuando daba una noticia, pero a nosotros no nos gustaba.




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