Habíamos varias personas en ese patio. Alrededor las casas, los árboles, más allá las calles. Veíamos hacia arriba: el cielo se veía en ondas y sólo la impresión del azul percibía uno. Nos movíamos despacio, a veces despegábamos los pies de la tierra, era más fácil así transitar por nuestros caminos. Me vi subiendo a la superficie, con un poco de pataleo y braceo; pero allá, arriba, no era mi mundo.
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