Me encuentro en el colegio, por la capilla, enfrente, están unos muchachos del ambiente cultural de Tampico. Llamo a Carlos, converso con él. Se me olvida algo y lo llamo de nuevo. Esta vez Carlos está desdoblado, y entre el gentío en el patio del colegio, se movieron los dos Carlos, por separado, para buscarme. Al llegar los dos, uno desaparece y hablo con el otro. Le digo que es hora de entregar un material y se va al salón donde cursó sexto año. Ahí están periodistas. Carlos está haciendo un favor a Roberto (León Alexandre), él le había dejado un material que a la vez pertenecía a unos muchachos. Cuando afuera me doy cuenta que éstos quieren su material, me alarmo, sobre todo porque parecen zombies que no razonan cuando les digo, que no es responsabilidad de Carlos el que pueda o no salir el material. Ellos sólo lo quieren y el responsable directo es Carlos. Voy con Carlos y le digo que tenga cuidado, que se apresure. Salgo y un muchacho pregunta; entonces quiero prevenir a Carlos que éste tiene malas intenciones, pero él y otro siguen mis pasos y quedo helada frente a la puerta, qué hago. Echo pestes a Roberto, por culpa de él, le harán algo a Carlos. Abro la puerta y para mi fortuna no hay nadie, y les anuncio (a los otros) que no se ha podido terminar el material, que pasen luego. Me deshago de ellos.Entonces algo se acaba y Malena se quita el maquillaje, y con una niña en la mano (no sé si era Amaranta), dice que esta obra le ha parecido por su atmósfera a la de García Lorca (refiriéndose al sueño de locaciones cerradas, sofocantes, de atrios), y cruzamos la calle para ir al mercado.
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